Sexify ¿quién diseña nuestras app?
Seguramente ustedes, como yo, tendrán más de una aplicación descargada en sus teléfonos celulares. Entre las más comunes seguro se destaquen redes sociales digitales, aplicaciones de bancos, de entrenamiento, de delivery y de citas. Casi seguro, estas aplicaciones han sido descargadas del play store oficial de su teléfono evitando algún mal trago en cuanto a virus. Y, a lo mejor algune de ustedes leyó algunos de los enormes textos de permisos que estas aplicaciones demandan para ser instaladas y usadas. Lo que seguro casi ningune sepa es quién las creó, diseñó y financió.
Quién crea las app, y las tecnologías en general, no solo es importante para la revista Forbes o para los portales sobre innovaciones, debería ser importante para les usuaries en general, ya que detrás de cada "invento" hay un trasfondo social que queda simplemente invisibilizado. El documental de Shalini Kantayya (Coded Bias, 2020) llama la atención sobre los prejuicios que se esconden detrás de los algoritmos, y que no detectan el rostro de personas afroamericanas en algunos sistemas de reconocimiento facial. Pero ¿son los algoritmos el problema?. Para responder, debemos advertir que estos algoritmos aprenden a través del Machine Learning a resolver diversos problemas y dar respuestas a situaciones variables; sin embargo, aprenden de la sociedad en la que actúan, con lo cual, prejuicios raciales, étnicos y de género forman parte de ese bagaje de conocimientos adquirido.
Volviendo a las app, la serie polaca estrenada recientemente en Netflix, dirigida por Kalina Alabrudzińska y Piotr Domalewski relata la vida de una estudiante de la Universidad Tecnológica de Varsovia (Natalia) que tiene que diseñar una aplicación para su graduación y para competir en un concurso ministerial que financiará los mejores proyectos.
A raíz de ello, abandona su idea original (un estudio sobre el sueño) frustrada por las palabras de su profesor y se embarca en un nuevo desafío: crear una aplicación para ayudar a las mujeres a llegar al orgasmo y alcanzar el máximo de placer; el único problema: su falta de conocimiento sexual, que la lleva a pedirle ayuda a dos de sus amigas (Monika y Paulina).
Si bien los primeros capítulos son algo tediosos y bastante extensos, la segunda mitad de la temporada acorta a un promedio de 40' de duración las entregas y aborda las temáticas de manera más intensa, lo que da a la serie otro ritmo. A medida que Natalia desarrolla el aplicativo, las tres van envolviéndose en una especie de misión por el autoconocimiento y rompiendo tabúes en relación a la sexualidad (religiosos en la caso de Paulina). Para poder testear la aplicación, necesitan un gran volumen de datos por lo cual convierten su dormitorio universitario en un "Copulatorio" al que las parejas (o personas solas) acuden con la sola condición de que las mujeres completen un formulario a posteriori.
Todo parece marchar bien hasta que un colega celoso de Natalia filma a escondidas el cuarto y entrega los videos al rector, quien decide iniciar una investigación sobre el cuarto 69; el resultado es la posibilidad de nos ser expulsadas con la condición de no ir al concurso ministerial, lo que deja frustradas a las tres estudiantes.Sin embargo, con el apoyo de su profesor, el día del concurso las estudiantes se presentan y defienden su aplicación, llamada Sexify, y quizás en este capítulo esté lo mejor de la serie: los fundamentos de la aplicación. Apenas comienzan a exponer, lxs miembrxs del tribunal (mayoría hombres) empiezan a atacar el proyecto apelando a su falta de consistencia y rigor científico. Pese a ello, las tres continúan fuertes en la exposición con frases memorables como:
"Nuestra aplicación fue diseñada para ayudar a las mujeres a conocerse"
"Aunque personas como ustedes crean que esto es una broma, es una necesidad real para nosotras"
"La app fue hecha por mujeres, para mujeres"
"El orgasmo femenino es muchos más de lo que nos enseñan en biología, mucho más de lo que personas como ustedes quieren enseñarnos"
Aún así, y satisfaciendo mi deseo de finales no felices, pierden el concurso ministerial. Al salir del auditorio, aún atónitas, se preguntan cómo pueden haber perdido, frente a un grupo cuyo proyecto consiste en la posibilidad de automatizar las fotos áreas:
"N: Perdimos por un drone que saca fotos? Que absurdo! M: El drone es la solución para las mayores necesidades de la sociedad"
Esa frase final es la que, en mi opinión, debería llevarnos a cuestionar quiénes diseñaron las app que marcan nuestro rumbo y en qué contextos o para cuáles necesidades. También, debería llevarnos a reflexionar sobre la participación minoritaria de las mujeres en estas áreas. Según la Unesco, sólo el 30% de las personas que estudian carreras vinculadas a ciencia y técnica son mujeres y, solo 3 de cada 10 mujeres son trabajadoras en áreas de tecnología (siempre en jerarquías menores que sus colegas hombres) y, la frutilla del postre, solo el 6% de las app que usamos cotidianamente fueron diseñadas por mujeres (Fuente: Equals) ¿cómo pretendemos entonces sentirnos representadas?
Si bien la serie presenta algunas fallas como la ausencia total de preservativos en las escenas de sexo o la falta de debate sobre la violación de privacidad del colega que filma el cuarto a escondidas, avanza en cuestiones centrales como el tabú del orgasmo femenino y la falta de mirada feminista en el mundo tecnológico (va, en el mundo) y apuesta a que sigamos reflexionando. Ojalá haya muchas Natalias, y ojalá las escuchen.
Al fin y al cabo, no vamos a dejar de usar app, al menos no todas, pero sí podemos pretender un poco más de representatividad, una técnica más justa, sobre todo para quienes, como Natalia, nos sentimos más confortables detrás de una pantalla.
Me encantó! Es realmente un temazo Felicitaciones ��
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