Dónde está el futuro?

Quién no fantaseó alguna vez con amigxs robots? O con ir al trabajo en autos voladores? Quién no se dejó seducir por las ideas alocadas de máquinas en el tiempo, por teletransportación, por clonarse a si mismo o a otrxs?

La idea de futuro y de progreso tecnológico estuvo íntimamente ligada a la idea de ciencia ficción, grandes inventos que cambiarían la vida de la humanidad pero que además serían gigantes, coloridos, estrambóticos.

Sin embargo, la tecnología parece hacerse cada vez más pequeña, más portátil, más invisible. Desde las salas de telégrafos arribamos al mundo de los smartwatch; de los autos voladores gigantes a los smartcar conducidos sin humanxs; de las cápsulas de tiempo a mansiones comandadas por internet de las cosas...

En fin, parece ser que la tecnología está convencida de llevarnos la contra o quizás sea que las personas tendemos a vincular progreso con cosas de gran escala, cuando en realidad los inventos más reveladores se miden en frascos pequeños.

Lo cierto es que, la miniaturización y la naturalización de la técnica acarrea consecuencias que muchas veces ignoramos, está tan adaptada a nuestro entorno, que muchas veces se comporta como una prótesis de nuestros cuerpos humanxs, si es que aún existe algo que podamos llamar cuerpo humano, acaso no somos ya todxs un poco robots?

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