¿De dónde vienen las tecnologías?

¿Quién creo la bicicleta? ¿Hubo un solo modelo? Y las heladeras ¿siempre fueron eléctricas? ¿Acaso a alguien en soledad se le ocurrió crear un sacapuntas?

Vivimos en un mundo tan vinculado a las tecnologías, digitales y analógicas, que muchas veces nos olvidamos que fueron creadas/inventadas.

Hubo un tiempo no muy lejano en el cual la creación de la bicicleta provocó un gran revuelo social, y en el cual distintos grupos sociales estuvieron en pugna.

Las heladeras eléctricas no se consagraron por ser más cómodas o más capaces, su triunfo por sobre las heladeras de gas responde a factores económicos y sociales.

La mayor parte del tiempo leemos noticias hablando sobre el efecto de tal o cual tecnología, sobre el futuro que nos espera; en paralelo asistimos a series televisivas distópicas en las cuales el mundo del futuro es por demás individualista, frío y cruel.

Todas esas informaciones tienen siempre un rasgo en común: colocan a los/as sujetos sociales en un grado de pasividad extrema, y dotan a las tecnologías de capacidades proprias de los/as humanos/as.

Lo cierto es que las tecnologías no caen del cielo, no nos llegan en naves espaciales ni son enviadas por criaturas más inteligentes con el afán de conquistarnos/dominarnos. Las tecnologías son ni más ni menos que artefactos producidos y configurados socialmente. Somos nosotros/as quienes con nuestras necesidades, ideas, intereses y deseos configuramos el mundo técnica, y somos nosotros/as también quienes rechazamos o desestimamos determinado artefacto.

Las elecciones tienen un costo: político, económico, social y ambiental. Esas elecciones son parte de la sociedad y no de fuerzas externas ingobernables, el asunto es… ¿quién está eligiendo por nosotros/as hoy?