Clarín: Militando el ajuste
Los medios de comunicación no mienten. ¿Cuántas veces
escuchamos frases como esas a lo largo de la historia? Y no, no puedo afirmar
que mientan. Lo que sí puedo hacer es tratar de desentramar el uso discursivo
que los medios masivos de comunicación social, en este caso los diarios digitales,
tienen de los acontecimientos.
Antes, en la edad media por ejemplo, las noticias sobre lo
acontecido deben haber demorado días, semanas e incluso meses en conocerse. No había
tecnologías que diseminaran las informaciones en la inmediatez del siglo XXI, y
tampoco había forma de probar la veracidad de algunos acontecimientos. Sin
registros fotográficos, sin la ubicación del GPS y sin grabadoras de voz, debe
haber funcionado el “creer o reventar” en más de una ocasión.
Con el nacimiento de la televisión, y la transmisión en vivo
de los sucesos, las personas creen que están viendo las cosas tal cual suceden.
El periodista está haciendo la nota justo delante del edificio prendido fuego
de Cromañon la noche del 30 de diciembre del 2004, cuando en medio de un
recital de rock una bengala provoco una tragedia que dejaría 194 muertos. Como no
creerlo.
Sin embargo, la ilusión de estar recibiendo la verdad nos
hace perder de vista que los medios tienen innumerables herramientas, muchas
veces desconocidas por nosotros, para hacernos ver lo que quieren que veamos.
Todo hecho se vuelve acontecimiento recién al ser narrado,
al ser compartido, pero no podemos pensar que es conocido y compartido por
todos los medios de la misma manera y con la misma intencionalidad.
En Argentina, el grupo hegemónico Clarín, dueño del derecho
a informarse del país, y simpatizante del gobierno de turno, viene desde hace
meses “militando el ajuste”.
Ello quiere decir que toma el ajuste económico que viene
azotando al pueblo y lo transforma en noticias chic de nuevas tendencias o
nuevas modas.
Lo grave no es solo que parezca tomarse en joda (burla,
chiste) el padecimiento diario del país, sino que además, a causa sobre todo de
su enorme poder, sus discursos y su carga ideológica son reproducidos sin
análisis críticos mediante, y se vuelven una verdad.
Por eso, desde mi posición de entender que toda narrativa y
todo lenguaje tienen una carga ideológica, adhiero a la necesidad de leer,
escuchar y mirar todas las voces, y poder así analizar las cosas por nuestra
cuenta. Claro que aquí deberíamos volver a debatirnos sobre el acceso a “todas
las voces” y el desarrollo del pensamiento crítico, pero eso lo dejaremos para más
adelante.
A mesma narrativa para legitimar os ajustes é adotada no Brasil, quer por parte do governo, quer por parte da mídia hegemônica. Por isso, precisamos fazer um esforço teórico crítico para não nos deixarmos enredar pelo discurso e, para tanto, ouvir outras vozes, dialogar com a diversidade, compreender os processos e os interesses em jogo é fundamental.
ResponderEliminarClaro... pero el mayor problema es que la mayoría de la población se queda con ese único discurso.
ResponderEliminarComo educadora e como mãe, sempre falei com meus filhos e meus alunos que devemos ler e escutar as narrativas com muita propriedade, pois elas nos enlaçam e nos levam a lugares que não deveríamos ir. Por isso, a educação deve ser sempre direcionada para a leitura que não vê, mas que enxerga, assim como a escuta deve ser atenta e minuciosa, para que não se caiam em armadilhas. Adelante!!!
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