Tecnologías móviles: las llaves y las jaulas.
La creciente expansión de las tecnologías móviles, vino a
redefinir, de la mano de internet, nuevas nociones de tiempo y espacio. En un
pasado no muy lejano, para conocer un lugar, había que ir… para embarcar en un
avión, había que imprimir la tarjeta de embarque… para pagar una cuenta,
debíamos esperar que la misma llegara a nuestro domicilio, y luego, hacer fila
para pagarla.
Hoy, todas estas dinámicas se encuentran reconfiguradas, lo
cual lleva a que la sociedad muchas veces se divida entre aquellos fanatizados
con la inmediatez y la comodidad, y, aquellos horrorizados con la
deshumanización de los procesos.
Yo, para variar, prefiero quedarme en el medio.
Si, es cierto que son innumerables los beneficios del
mundo móvil. Desde una ciudad increíble de Colombia, Cartagena, que conocí
gracias a blogs de viajeros en internet, y a la cual llegue reservando
previamente hostel, también por internet, pude, gracias a la conexión wifi del
mismo, pagar el alquiler de mi departamento en Córdoba, a 6960km.
Sin embargo, y lamento desilusionarlos, no todo es color de
rosas.
Ya dije en posteos anteriores, y vuelvo a afirmar, que las
tecnologías no son neutras, están al servicio del hombre. Dentro del ciberespacio,
este nuevo territorio, donde las dimensiones de lo físico y lo digital se
entremezclan, hay buenas y malas intenciones, y hay, por supuesto, deseos y
poderes entre medio.
Todo ejercicio de poder, trae aparejado un ejercicio de
control y vigilancia, a veces más sutil, casi imperceptible.
En Villa Carlos Paz, una ciudad turística de Argentina, se
instaló como nueva moda en los boliches (entiéndase espacios bailables) que
para ingresar, no solo se debe llegar hasta el lugar y abonar la entrada (en caso
de ser paga), sino que es preciso mostrar en tu celular que compartiste la
historia del boliche en tu instagram personal. Así de simple, no compartís, no entras.
Algunos podrían pensar, ¡siempre tan paranoica con las
tecnologías y el control!, si, quizás lo sea.
Sin embargo, no puedo evitar recordar que en mi época de
boliche (no fue hace tanto, ¿o sí?) no existía instagram. Si querías ver a
alguien, le preguntabas a 38884 personas si sabían ¿qué hace fulano esta noche?
O simplemente, esperabas cruzártelo.
Ahora, entras a su perfil de instagram.
Antes, los pocos que tenían celular, preferían dejarlo en
casa, por las dudas.
Ahora, si no lo llevas simplemente te dejan afuera.
Antes, los boliches pagaban pautas publicitarias, no usaban
tu perfil condicionándote.
Antes…
En fin, este es solo un ejemplo, poco nocivo, porque en
definitiva a quien no le guste la lógica podría optar por otro espacio, de cómo
la tecnología, sobre todo las móviles, están inmiscuyéndose en nuestra vida
diaria, para mejor y para peor, y para recordar una vez más que tomar una
posición determinista de las mismas me parece un tanto exagerado, al menos a
mí, ya que siempre una visión crítica ayuda a ver los dos lados del vaso.
Muy interesante artículo Lucila.
ResponderEliminarSi Lucila, para mi la tecnología está ayudando mucho, sobre todo cuando uno la usa bien.
ResponderEliminarLo nuevo en tecnología ayuda a que las familias se sientan unidas, cuando los kilómetros nos alejan de seres amados, el internet nos une a ellos.
Interessante como analisamos os fenômenos sociais comparando o antes e o agora. Talvez seja impossível fugir dessa comparação, o que não podemos é valorá-los. Não é o caso de saber se antes era melhor ou agora é melhor. O que precisamos é compreender as reconfigurações, e fazer a crítica a todas elas, pois em ambos os contextos temos espaços de liberdades e espaços de controle e vigilância.
ResponderEliminarEs cierto, pero, como cualquier nueva práctica social, siempre tendrá sus altos y bajos. Creo que lo importante es comprenderla para saber cómo movernos en ella con seguridad, tal como lo hemos tenido que ir haciendo a lo largo de la historia.
ResponderEliminar