Escraches en red: ecosistema digital como posibilidad de lucha.
Desde hace un tiempo, venimos asistiendo a una secuencia en
estado creciente de escraches y denuncias de abusos y hechos de violencia hacia
las mujeres. Estos escraches de realizan en la mayor parte de los casos de
manera anónima, desde blogs o redes sociales, y en otros, como grupos secretos,
las víctimas se atreven a brindar nombres y fotos.
A partir de la presencia de estas minorías en las redes, sus luchas alcanzan luego repercusión en la calle, en el espacio físico, al cual de otra manera no hubiera podido llegar.
Las acciones, desde el momento en que son actuadas, y en
este caso puestas en red, dejan de pertenecerle solo al sujeto, y pasan a ser
propiedad del medio, implicando que muchas veces sus intenciones se vean
finalmente tergiversadas.
Si observamos la expansión que ha tomado el movimiento
feminista, es claro el rol que las redes están jugando en la creación de nuevos
espacios de encuentro, debate, y lucha. El movimiento “Ni una menos” alcanzó
popularidad gracias a las intervenciones del mundo digital, posibilitando la
organización de encuentros, los debates en red y la no menor incidencia de
hashtag, en la cual muchas mujeres vieron reflejadas sus propias luchas,
haciéndose eco de los panfletos propagandísticos en una nueva perspectiva:
memes, imágenes de facebook e instagram, hilos de conversación en twitter,
entre muchos más.
Tal como plantea Massimo Di Felice , internet, y las
tecnologías digitales, posibilitan un nuevo tipo de interacción entre las
personas y la técnica, que ya no puede ser leída como un antagonismo, sino como
un mundo de nuevas posibilidades. Dentro de este nuevo mundo, que los autores
llamaran ecosistema digital, la inmediatez, la posibilidad de anonimato y la expansión
global, fertilizan el terreno para que grupos minoritarios, en este caso las
mujeres, puedan expresarse y hacer públicos relatos y testimonios que antes quedaban
escondidos.
A partir de la presencia de estas minorías en las redes, sus luchas alcanzan luego repercusión en la calle, en el espacio físico, al cual de otra manera no hubiera podido llegar.
Es pertinente entender este nuevo hábitat digital como una
nueva clase de comunidad, una comunidad cibernética, en la que estas mujeres
denunciantes encuentran la seguridad de poder liberarse de sus vivencias, como
no habían podido hacerlo antes.
Hay que tener en cuenta, siguiendo a Javier Bustamante, que
las redes no pueden ser vistas solo como instrumentos al servicio del hombre,
sino como verdaderos campos de batalla, en los cuales se libran luchas que
antes no tenían espacio ni oportunidad.
Como en todas las acciones que son emprendidas por los
sujetos, las acciones vinculadas al “escrache en red” no están exenta de
reproches, críticas y ataques, pero al colectivo de mujeres que se apropió del
espacio, parece importarle más el sentimiento de comunidad que se articula a
partir de él, y que se lee en frases como “mira como nos ponemos”, “al macho
escracho” o “hermana, yo sí te creo”.
No podemos afirmar que todos los escraches sean verdad, ni
que todos sean mentira. Y no nos interesa tampoco hacerlo. La red, como el
mundo, está llena de verdades y mentiras (o acaso todo lo analógico está
vinculado a la verdad?) eso no podemos evitarlo, si podemos hacer dos cosas,
por un lado educar a la sociedad en la búsqueda de la verdad y en la no
conformidad con lo dado. Y por otro, reivindicar los espacios de libertad y
expresión, entendiendo que para muchos, es la única herramienta.
Internet, y la ciudadanía digital, han posibilitado la toma
de conciencia de hechos que antes no se difundían, o lo hacían con menor repercusión. Así, el enterarnos de
lo que sucede en todos lados y todo el tiempo, posibilita un nuevo modo de
involucrarse en las vivencias, los testimonios y los relatos de los otros.
Si nos detenemos a pensar porque internet se volvió un campo
fértil para las denuncias, quizás encontremos la respuesta desde diversos
puntos. Internet es un nuevo espacio para ejercer la ciudadanía, pero sin las
reglas de convivencia pautadas por la sociedad. Es también, un espacio en el
cual las dominaciones de la esfera física no han penetrado (por lo menos en
algunas áreas) y posibilita la globalidad de los mensajes, que, en términos de
lucha por reivindicación de derechos y búsqueda de justicia, no es menor.
Lo cierto es que, debemos dejar de analizar la globalización
en términos de disputa con la ciudadanía, y comprender que en realidad lo que
está en juego es un nuevo tipo de ciudadanía, que forja nuevas interacciones y
que nos lleva una vez más, a asombrarnos del poder que las redes tienen, y a la
conclusión de que internet puede expandir los vínculos en una sociedad que
parece ser, cada vez más, individualista.
Correto! O individualismo em nossa sociedade é cada vez mais latente e despojado de censuras e críticas ao outro, em face ao desrespeito às identidades. Por outro lado ainda temos que lidar com a falta de sensibilidade no entendimento das mensagens e hashtags por nós aclamadas, visto que nessa nova conjuntura política, ferem as ideologias "dominantes".
ResponderEliminarPensar a rede como espaço de liberdade e expressão é fundamental para a luta por direitos, pois aí as minorias se veem como coletivos, comunidades, e não como indivíduos isolados, a mercê dos opressores. Sentir-se livre e atuar livremente em defesa de direitos ou na conquista de novos direitos emancipa os sujeitos sociais e agrega valor à sociedade.
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